Kris por el mundo
Lejos del mundanal ruido
Llegar a Veciana no es tarea sencilla. Es uno de esos pueblos que parecen apartados de todo. La ruta me llevo por una camino bien asfaltado pero estrecho, de esos que parece que poca gente utiliza. No puede evitar pararme en ruta para disfrutar de la tranquilidad y el bello paisaje que me rodeaba.
Más tarde llegué a una carretera más transitada que también tuve que abandonar cuando en la distancia y rodeada de campos verdes y amarillos distinguí Veciana.
Hasta su entrada llegué dejando atrás la Iglesia y el cementerio. Aparqué y en un breve paseo recorrí las tres calles de la localidad. Cada una de ellas me llevaba de nuevo hacia el campo, los prados y el horizonte de árboles.
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