Jaime Perea
La flor de la vida
En mis vacaciones de 2012 me estuve alojando en una pequeña zona de Luppitt, un lugar que a pesar de su tamaño me aportó tranquilidad y una gran conexión con la naturaleza. Fue allí donde comprendí la verdadera esencia de la vida, el momento en que lo material pasó a un segundo plano, y de forma casi mágica me sentí completo.
En el comienzo de uno de tantos atardeceres cogí la cámara y traté de plasmar la que era una de mis mejores experiencias. El resultado fue esta fotografía que refleja la majestuosidad y poder de la naturaleza en su conjunto, que a pesar de tenerla en el olvido durante
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