De caserio en caserio
Oma es un lugar de ensueño, de esos valles privilegiados, auténticos, puros, que existen todavía y que tenemos el placer de disfrutar. Tras nuestro recorrido por el bosque pintado nos adentramos en la ruta que nos devolvia al punto de partida.
Un paisje verde, puro, limpio, salpicado de caserios legendarios, de vacas, de caballos y de ovejas. Pero también de un barrio: Oma, que es la representación de las tradiciones, de la vida rural, auténtica, sin maquillaje para turistas. Yo me transformo en estos lugares y paso a formar parte del paisaje en un mimetismo asombroso, no puedo menos que dejarme llevar por las imágenes, por las sensaciones, por los olores, por los sentidos. Oma es bellísimo, casi da pena invadir su rutina, su silencio, sus secretos...