Marinera como pocas
No es solo el aura de ser destino turístico la que envuelve a la preciosa villa de Sitges. Es también ese carácter de inspiradora de todo tipo de literaturas y artes, de tener un patrimonio más que notable y de ser un continuo cóctel de inquietudes culturales. Sitges es también belleza mediterránea en su estado más cambiante y multicolor; es luz y carnaval, es teatro y cine, es lugar de descanso y de ambiente nocturno.
Pero sobre todo, lo que más llama la atención a los visitantes que llegan para conocer este enclave mediterráneo que ya a parecía en las crónicas romanas es su parte más antigua, la Vila Vella, que aparece después de recorrer el precioso paseo marítimo que engloba las maravillosas playas de la Riera Rica, de L'estanyol o la diminuta de la Fragata. Casi sobre ésta, se eleva La Punta, un promontorio donde se concentra el grueso del patrimonio histórico ( sin contar con los ejemplos modernistas de la ciudad nueva) y que tiene en la Iglesia de Sant Bartolomeu i Santa Tecla, la imagen de postal que todo visitante gusta llevarse de Sitges. No se trata de una iglesia monumental, ni siquiera antigua, ya que es del siglo XVIII, pero sus dos torres de campanario y su elegante planta, la convirtieron con el paso de los años en tema pictórico y fotográfico de infinidad de artistas que la eligieron como tema para sus cuadros e imágenes.