Ubicado en el palacio del Maharaja
Un amplio comedor lleno de antigüedades que nos habla de un pasado esplendoroso, ya que fue una de las residencias del Maharajá de Orchha, construido en el Siglo XVI, un servicio muy atento y sobre todo una comida muy especiada , sin mezcla de la occidental, allí se va a probar los auténticos platillos hindúes y eso es lo que encuentras.
La carta es bastante variada, dispone de entrantes de verduras de la temporada, las típicas sopas con semillas o de tomate ( esta última de las mejores que he probado en India) y segundos platos bastante consistentes con guarnición variada. Los postres como en casi todos los lugares de India no tienen mucha variedad, aunque disponen de una curiosa maquina de hacer helados "antidiluviana"
Solo tiene un pequeño "pero" y son los precios, algo más caro que lo acostumbrado en India, aunque el lugar sin duda lo merece.