Un rincón que no hay que perderse, a ...
Un rincón que no hay que perderse, a todos aquellos que se aventuren por estas tierras, es la Tumba de los Askias, o mezquita de Gao, construida en 1495 en su día sólo para albergar el cadáver del monarca, Mohamed Askia, emperador del Imperio Shongai... Y hoy reconvertida en mezquita. Las calles adyacentes a la mezquita, situada en una amplia avenida y lejos del centro, son, de hecho, el barrio Shongai, y nos afirman que muchos de los que allí viven son descendientes directos del monarca y su distanía...
El caso es que, leyendo un magnífico libro, El arquitecto de Tombuctú -Es Saheli el granadino-, de Manuel Pimentel (sí, el ex ministro del PP), me entero de que esta mezquita fue la primera que construyó este personaje. Es Saheli era granadino, y en el año 1337, luego de ser expulsado de Al Andalus, viaja hasta el Reino de los Negros. Este hombre, poeta y erudito, artista al fin y al cabo, se gana la confianza del monarca y éste le encarga construir su tumba... Es Saheli, después de pensarlo mucho, decide que hará un edificio inspirándose en la tierra del lugar, en la naturaleza que tiene ante sí: Los grandes hormigueros construidos por las laboriosas termitas u hormigas. Hormigueros de barro que alcanzan varios metros de altura y son una especie de fortaleza inexpugnable, y también son bellos, son "arte moderno" casi podríamos decir... Pues bien, aquí comienza la llamada "arquitectura sudanesa". Es Saheli, después de construir esta su primera tumba, recibe el encargo de construir la mezquita de Tombuctú, más refinada y "limpia". La de Gao es más rústica, pero una vez supe cómo surge la idea de sus formas (y si no fue así, quién sabe, ha pasado tanto tiempo!, es muy bonito pensar que lo fue), la valoro de manera distinta...