Buena comida, atención nefasta
Llegamos a Palermo a la hora de comer, así que antes de comenzar la visita turística y adentrarnos en el centro de la ciudad, vimos la terraza de este restaurante y nos pareció un buen sitio para comer.
El local por dentro es enano, apenas hay 2 o 3 mesas y parece una tasca, así que la terraza es la mejor elección. El restaurante está especializado en arroces y pescados, aunque como italiano que es, no faltan los platos de pasta. Una de las cosas que más nos sorprendió es que en plena calle tienen una parrilla donde te hacen los pescados o la carne a la brasa.
La comida no estuvo mal, aunque tardaron siglos en traérnosla (y eso que sólo había otra mesa ocupada) y el servicio fue nefasto. El camarero (que parecía ser el dueño) fue un auténtico grosero; antes de terminar de comer, vino y nos trajo la cuenta, echándonos literalmente, ya que ni siquiera se la habíamos pedido.