ANADEL
Familiar
A las siete abren la cocina, hasta entonces media docena de vecinos toman su vino en animada tertulia, es entonces cuando van a sus respectivas casas y empiezan a entrar los comensales.
Habíamos madrugado para coger el vuelo y allí esperamos hasta que nos fue servido un chispeante vino blanco y una fritura muy bien hecha, crujiente y poco aceitosa, de segundo los spaguettis con almejas estaban jugosos y muy ricos, y el tiramisú casero muy bueno también. En cuanto al precio pese a ser un sitio "humilde" siguió en la media de todas las comidas.
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