Juanda Sánchez
Moniquí (Cristo de la Columna)
Suenan ininterrumpidamente los tambores en la Semana Santa de Tobarra, enmudenciendo tan sólo en los actos solemnes. Especialmente en la bendición impartida por la imagen articulada de Jesús Nazareno, a la que acuden cada año más de treinta mil personas, procedentes de todo el mundo. El momento es sobrecogedor: cual si la talla hubiese cobrado vida, su brazo bendice a los presentes, en los cuatro puntos cardinales, tras el sermón, y seguido de las notas de la marcha fúnebre Mektub. Después los tambores vuelven a sonar, durante más de cien horas, sin cesar. Lo harán en la procesión de la Santísima Virgen de los Dolores, talla de Francisco Salzillo.
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