Tequileando voy.
Destino que en su nombre lo dice todo. Un lugar apto para conocer y degustar su historia, su cosmovisión, su gente, sus rincones y sus bebidas.
Me tocó conocer este rincón por chiripa, aunque me queda a una hora de distancia no había tenido la fortuna de adentrarme a su mágia. Estaba de paseo por carretera en época de vacaciones y la carretera y su paisaje hicieron su jugada.
Después de recorrer algunos kilómetros de sol y asfalto, el hermoso paisaje agavero, patrimonio de la humanidad, me llevo a Tequila, y desde que recorrí sus primeras calles me quede encantado por su estilo campirano casi intacto, como congelado en el tiempo. Sus callejones, sus casas, sus haciendas, su excelente clima, su gente, su paisaje.