famoso por su jazz, pintadas y su mojito
La curiosísima puerta de entrada de este sitio fue la razón por la que decidimos entrar (ver fotos). Una vez dentro no resulta complicado imaginar que estás en Berlín y no en Alicante. Pintadas por todas partes (al parecer, alguien empezó poniendo su nombre, otro siguió la corriente y los responsables no se plantearon parar la marea), mucho jazz y, según su camarera, muy buenos mojitos.
Yo me tomé un Seagram's con tónica y estaba..., como tiene que estar, buenísimo!!! Ojo, no te pierdas la parte de arriba del sitio, la boca se te volverá a quedar abierta de par en par.