E.Sonia Requejo Salces
Una preciosa joya, que brilla por si misma !
Paseando por el centro peatonal de Bucarest, te encuentras con esta joya, un monasterio el de Stavropoleos, pequeño, casi diminuto en tamaño y grande en mostrarnos la bella iglesia, parte de la historia pintada de Rumanía.
La primera vez que estuve frente a ella, me sentí seducida por lo coqueta que es , sus pinturas y nada mas entrar por las voces de un pequeño coro o Kliros de tres monjes, sus cantos neo- bizantinos inolvidables salmos, también había tres monjas pero a ellas no las escuche cantar!
Es tan diminuta que al entrar te repliegas unos con otros, con tal de no perder detalles y la verdad que engloba en sus paredes, techos, y arcadas tanto arte, como belleza.
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