La única sinagoga de Bratisava
Bratislava fue durante siglos un importante centro de la vida judía. La presencia hebrea en la ciudad medieval se rige por la carta municipal otorgada a Bratislava por el rey Andrés III Arpád, en 1291. Una sección del documento estipula que los judíos tenían derecho a residir dentro de las murallas de la ciudad, elegir a su propio alcalde y pagar impuestos directamente al rey.
Más tarde, los judíos fueron expulsados de la ciudad en varias ocasiones, la última vez en 1526. En 1599, regresaron a Bratislava, pero no a la ciudad propiament dicha. Invitados por el conde Pálffy, se asentaron en una estrecha franja entre la colina del castillo y las fortificaciones de la ciudad. El llamado Judengasse, una parte de la zona controlada por el castillo, sigue siendo el único lugar en el que a los judíos se les permitió vivir hasta 1840. En la primera mitad del siglo XIX, Bratislava se convirtió en un importante centro de aprendizaje judío.