Una joya escondida
Si bien está a tiro de piedra de la Catedral, por su ubicación tras el convento de La Encarnación hace que pase inadvertida por la mayoría de los turistas que disfrutan del Barrio Santa Cruz. El minimalismo del lugar y su tenue luz que cae literalmente del cielo le confieren al lugar un carácter especial. Un crucero protagoniza la plaza y se ve escoltado por varios naranjos. Tengo ganas de ver esta plaza de noche, pero eso será otro día.