Calles con encanto
Hay sitios de esos que te los terminas encontrando un poco por casualidad y que te sorprenden muy gratamente. Eso es lo que me pasó con San Andrés y Sauces. Paramos a comer (muy bien, por cierto), y nos dimos un paseíto rápido por las calles que bajan hacia el mar.
Y la verdad es que fue una auténtica maravilla para bajar la comida. Seguramente sea el color de las casas, bien pintadas y cada una de una tonalidad diferente, lo que le otorga cierto carácter. Quizá sea eso, no sé. Pero he de reconocer que es perfecto para dar un paseíto, bajar un poco hacia el mar y disfrutar del cálido paisaje.