Salinas

Este pueblo de poco más de mil habitantes está ubicado en medio de la sierra del Collado. Muy cerca se encuentra la laguna de Salinas, un sitio ideal para venir a bañarse en verano. Este pueblo es muy tranquilo; debido a que casi todos sus habitantes trabajan en Elda o Monovar, dos ciudades más industriales, aquí no se vé a nadie durante el día, apenas unos jubilados y algunos niños. No hay mucho que ver pero lo poco que hay es bonito. Sus casitas típicas alicantinas, encaladas algunas, descuidadas otras, le dán un aire peculiar que no pasa inadvertido al visitante.
Se llega por la cv-830,

Nací en calles tranquilas, de piedra blanda, color marrón para ser más exacta. Escuché los grillos nocturnos y las terrazas llenas de amigos en verano, las berbenas en las calles, las risas de los niños jugando en cualquier parque. Imaginé, como suele hacerse, que había algo mejor, como suele haber, y sin querer encontré todo lo que me gusta de aquí.
Salinas fué un punto de encuentro, un callejón sin salida que estaba lejos de la civilización, mientras la contaminación se comía el mundo, los pájaros aquí componían canciones, una vez por curiosidad pregunté, como es que fui a parar en este lugar. Y me sorprendí al adivinar que fué una acertada casualidad. Mi padre vivía en Francia y mi madre en Valencia, el destino o la suerte quiso que se conocieran aquí y desde entonces aquí seguimos.