Un pueblo de color ocre!
Puede que sea de los pueblos que más me han gustado de la Provenza.
Todas sus tonalidades ocre que van cambiando conforme cambia la luz del día es una maravilla para contemplar.
Había mucha gente durante el día. Tienen parkings habilitados de pago para toda la afluencia de visitantes aunque, a la tarde-noche, cuando baja el sol es muy agradable de tomar un buen vino o una cervecita fresquita en una de las terrazas con vistas panorámicas.
Un pueblito diferente por el ocre que domina todo su paisaje.
Hay un sendero, Sentier del Ocres, que puede pasearse, previo pago. No puedo hablar