juan luis garitaonandía adán
Cuando los suelos eran de madera.
Después de hacer parte del recorrido que pasa por el puente romano, llega la hora de tomar un café. Un edificio solitario, con un montón de banderas de diferentes países y un enorme letrero de Cervecería, parece el sitio adecuado.
Entramos y la primera sensación es que estamos pisando algo que no es muy común y que cruje. El suelo es...de madera!. Acostumbrados a la tarima pulida y silenciosa, resulta divertido andar por la desigualdad de las tablas.
El resto del local, del mismo material lo que le da un aire de "tasca", si no fuera por su cuidada decoración y por una escrupulosa limpieza. Un detalle muy bonito ver tapizadas parte de las paredes con sacos en los que antiguamente venía el café.
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