Cena a las velas
En el último piso de lo que por afuera parece un edificio abandonado se encuentra el restaurante y bar ROMITA. Subir las escaleras , piso tras piso, te llevan a un mundo que a simple vista y desde afuera no crees que exista. El restaurante parece por dentro un bistro francés dentro de un invernadero en el que los olores de ingredientes mexicanos revolotean por el ambiente. Me encantó la presentación de los platillos ya que los platos son comales (planchas de metal redonda clásicas mexicanas que sirven para calentar las tortillas). Todos sus platillos son muy mexicanos pero con toques internacionales. Recomiendo pedir de entrada unas empanadas de masa de plátano rellenas de frijoles y queso de cabra. Como plato fuerte yo probé el mole de queso que fue una auténtica delicia combinada con avellanas tostadas y hongos.