LA HUMANIDAD BRILLO POR SU AUSENCIA
Ayer viernes santo, mis hijos fueron a patinar con sus tíos. La mala fortuna hizo que mi hijo tuviera una mala caida y se rompiera la tibia y el peroné. Si bien en un primer momento los empleados fueron muy amables y fueron los que avisaron al Samur, debo decir que a partir de ese momento el protocolo del lugar, dejo mucho que desear. Los medicos del Samur tuvieron que buscarle una via a mi hijo, con la música a tope y las luces sin encender. Tuvieron que usar las linterna de sus propios móviles para poder ver la lesión y poderle poner la medicación adecuada. Tampoco dejaron zona de seguridad y eran los propios técnicos del samur los que tenían que proteger la zona para que el resto pudieran trabajar y para que los usuarios que seguian patinando alrededor no agravaran la lesion, ya que en ningun momento cerraron la pista o suspendieron momentaneamente el patinaje en la pista.