Un viaje al pasado en la Sierra de Gata
Hace pocas décadas la vida era muy dura en pueblos remotos como éste y la gente hacía lo posible por abandonarlos para emigrar a las ciudades. Ahora, en cambio, desde la prisa y el ruido de la ciudad, añoramos la tranquilidad, o los recuerdos, que nos traen pueblos como éste... aunque sea por unos días. Algunos detalles nos recuerdan las viejas costumbres, ahora innecesarias, como la de colocar alimentos en las peanas de las fachadas, a falta de frigorífico, costumbre extendida también por otros pueblos de la región. la arquitectura popular combina perfectamente las viviendas, las calles y el río, alternando puentes y otros sistemas para cruzar el río con calles, túneles y escaleras, construyendo un conjunto armonioso en el que la vegetación también juega un papel importante. Bajo ningún concepto hay que perderse el Museo del aceite, en el que se dan a conocer las técnicas y materiales utilizados antaño para producirlo y se pueden comprar buenos productos.