Kris por el mundo
La recompensa al curioso
El casco antiguo de Korcula es pequeño, calles que suben y bajan, iglesias, plazas... y rincones esperando a que el viajero se atreva a cruzar una puerta abierta que parece estar invitando a entrar. Por experiencia puedo decir que cada vez que en Korcula uno se atreve a cruzar esas puertas recibirá como regalo un patio de aire veneciano, una escalera, un jardín oculto tras lo muros... Al principio parece que uno está entrando en la intimidad de la gente que allí vive, pero cuando te cruzas con alguien sonríen como dando la bienvenida.
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