Experiencia buena pero sin tirar cohetes.
El hotel es muy bonito, el restaurante no tanto. Las vistas son bonitas pero no espectaculares, hay lugares mucho más bonitos en Madrid. El servicio me pareció atento pero un pelín seco, contando con que pagamos 70€ el cubierto, espero un poco más, la verdad. La comida, un poco lo mismo, ceviche peruano, normal, los huevos no me gustaron nada, el tataki de atún correcto y, por fin! El steak tartar sí que estaba muy bueno. Compartimos un postre y una botella de vino blanco. No repetiría.