¡Un lugar para recomendar con mayúsculas!
La verdad es que no tenía la menor idea de que resultaría este paseo hasta aquí para comer pues llegábamos bastante cansadas del periplo emprendido muy temprano por la mañana, más cuál no sería mi sorpresa cuando me encontré con este magnífico restaurante, excelentemente bien puesto y con una atención más que esmerada.
En la recepción nos sirvieron una copita de jerez con unos trocitos de queso y unas aceitunas mientras aguardábamos nos asignasen una mesa. Un Maître muy cortes nos acompañó hasta le mesa, pedimos lo que deseábamos: gazpacho, papas salteadas en manteca con cebolla y huevos, medalloncitos de lomo al jerez con papas españolas y guarnición de verduras glaseadas y de postre un bombón helado de crema con baño de chocolate amargo. Acompañamos la comida con un excelente vino tinto, y agua mineral y para finalizar un café cortado.