Restaurante L & Ele

Hay restaurantes de los que sales contento tras haber comido bien, y otros de los que sales pensando en cuando volverás a visitarlos, como el L & Ele.
En este restaurante pude disfrutar de algunos de los mejores platos que he probado, y eso que consistían principalmente en verduras, algo de lo que no soy muy amigo, pero cocinadas por Lola las verduras adquieren nuevos sabores y texturas que estoy seguro que maravillaran a todos.

Además de verduras, el pescado y la carne también tienen su hueco, con una preparación muy buena, así como los postres, donde destaca la Torrija estilo Lola, con una receta basada en la que prepara Arzak en su restaurante.

Probablemente, el lugar donde mejor he comido en la vida, y más agusto.

No sólo es que la comida sea exquisita, el restaurante tenga una impresionante decoración, muy personal y ligada a las dueñas, si no que ellas mismas te transmiten su pasión por la cocina y por los platos que te sirven, una inyección de motivación que a mí al menos me hicieron pararme más a saborear cada bocado.

Para mí es un imprescindible de Navarra y tengo claro que a poco que tenga una excusa voy a volver a comer allí.

Los productos son todos de la zona y de temporada, osea frescos y sabrosos.

Gracias por la experiencia. Hemos comido de fábula. Muy buena calidad y cocina con mucho cariño. Excelente servicio (Laura, la dueña súper atenta y cercana) y lo que más destaco, sin duda, la empatía hacia los celíacos ya que prácticamente todos sus platos son productos sin gluten (algo impensable todavía en muchos restaurantes incluso de la capital).

100% recomendable

Un sitio genial, trato agradable, para reperit experiencia.

De camino a Logroño paramos en Tudela donde descubrimos L&Ele. Realmente una experiencia gastronómica. Nos aconsejaron bien y disfrutamos del buen servicio y amabilidad del personal. Redescubrí los tirabeques que había comido en casa de niña . Me emocioné con las ortiguillas de mar. Saboree unas excelentes croquetas de jamón y un tartar fabuloso. Tengo que volver fijo!!

Camino de Zaragoza desde Cantabria merece la pena parar, para alimentar los sentidos con comida de la zona elaborada. Mucho cariño, un pequeño paraíso en el centro de Tudela, mucha amabilidad. No conocían minube y, al enseñárselo, como locas de contentas.

De precio bien: unos 100 euros tres personas, comiendo sin mirar la carta (solo lo que la cocinera quisiera darnos).