Merece la pena ir a comer a este...
Merece la pena ir a comer a este restaurante, aunque esté apartado de lo que es el puro centro financiero e histórico de la ciudad. Para llegar hay que tomar la línea 1 (roja) del metro y apearse en la estación Navas; el restaurante se encuentra prácticamente enfrente de la boca de metro, nada más cruzar la Meridiana.
El local está decorado de forma sencilla, al estilo mesón. Conviene reservar porque no es muy grande y tiene bastante afluencia de público. La cocina es casera de tipo mediterránea, con platos tradicionales de la cocina española y también de la región catalana.
Aunque era domingo, había menú del día, aparte de algunos platos más a la carta, pero realmente casi toda la oferta del restaurante estaba prácticamente incluida en el menú. Tenían dos tipos de menús diferentes: El normal (creo que costaba 9,75€) y el especial (unos 20€), con varios platos a elegir, que incluían bebida y postre. íbamos diez personas, unos se decantaron por el menú normal y otros por el especial; yo elegí el primero, y comí un pastel de berenjena gratinado con queso de cabra y un codillo al horno. Otros platos que eligieron otras personas fueron: Fideuá de sepia con alioli, tosta de berenjenas asadas con anchoas, chuletillas de cordero, solomillo a la pimienta, bacalao, o confit de pato. Estaba todo delicioso. Los postres también eran caseros, y podía elegirse entre múltiples opciones: Tarta de queso con arándanos, flan de queso, crema catalana, helados... El servicio fue rápido y eficaz, a pesar de ser tantos.