Las vistas de este restaurante son magníficas
Regalando preciosas estampas sobre la ría desde una casona del siglo XVI), pero es el comer el máximo vencedor de esta visita. Con pescados y mariscos de vivero propio la calidad es suprema. Ahí comí un rodaballo al horno que creo que jamás olvidaré. Mención especial para las vieiras y el marisco.