Unas raciones enormes
Fue una comida increíble. Para empezar unas croquetas y una tapita de pulpo riquísimo. El pan, sí el pan, una maravilla, en España se abusa y cada vez más de poner panes congelados en la mesa, pero aquí te dejan una panera llena de panes deliciosos y diferentes.
Pecamos de novatos, de llegar pronto y no poder curiosear la mesa de un vecino y de no hablar ni palabra de portugués. Así que pedimos dos platos principales, un pulpo a la plancha y unas sardinas, hasta aquí bien, pero es que ambos platos que ya de por sí eran grandes vienen acompañados de un caldero de arroz (el arroz por si solo ya es un plato que da para que coman dos personas). Estaba todo tan bueno que intentamos terminarlo pero era imposible, pese a las enormes raciones no pudimos resistir a compartir esta vez sí, un postre una especie de natilla/crema catalana.