Genial, un lugar cerquita de la catedral en el que podrás degustar desde unas Tapas en su barra acompañadas de una buena bodega a una comida entre amigos, o una cena en pareja, ya sea lo que escojas este es el lugar, buen trato muy profesional atentos en todo momento de tus necesidades, la originalidad de sus platos fantástica y la relación.
Entramos rebotados, después de una mala experiencia en una sidreria de la calle gascona, y no nos podía haber pasado nada mejor.
Para empezar la recepción y la atención de las camareras fue radicalmente distinta nos calmo un poco los ánimos.
Pasamos al comedor y la sorpresa cuando empezaron a venir los platos iba en aumento, un cebiche de un pescado que no recuerdo, autóctono con maracuya, sublime, mi pareja tomo el cordero que se deshacía de lo tierno que estaba y yo comí una merluza, acompañada de una especie de pasta de patata con albahaca, muy bien combinada y una merluza de gran calidad, compartimos un postre de frutos rojos con queso, el servicio fue muy atento a pesar de que el local estaba lleno y eso se agradece.
Pasamos a tomar unos vinos, y probamos unas tapas en la barra. nos parecieron muy ricas y originales, una grata experiencia, y más barato de lo que nos esperábamos por la apariencia del local, os recomendamos especialmente las patatas rellenas. Volveremos a probar la carta del comedor.
Entramos por evitar el bullicio de las sidrerias y la sorpresa fue genial, comida muy original, pero sobre todo buenisima, las patatas rellenas y la tarta de manzana fuera de serie.
Servicio muy atento, la chica que nos atendió muy detallista y no nos pareció caro por lo que comimos. Lo recomendamos.
Esa la tercera vez que venimos y cada vez nos gusta más. después de tomar unos vinos y unas tapas en otras ocasiones en su barra, decidí probar el comedor para el cumpleaños de mi pareja y fue espectacular, servicio comida, detalles, no se como supieron lo del cumpleaños y nos pusieron una copa de cava al postre.
