ANADEL
Una experiencia
Aquí vienen los rumanos a cenar y bailar, y es absolutamente imposible escuchar a tus acompañantes e incluso pedir la comanda.
Pedimos al taxista desde el hotel que nos llevara al sitio, está algo alejado del centro y en un edificio oscuro al que penetras por un largo pasillo, antes de que se fuera le pregunté de nuevo si nos había llevado bien.
Dentro el jolgorio es impresionante, música tradicional que bailan cogidos de la mano y comida rumana sabrosa y abundante.
Hay que ir preparado para soportar unos decibelios excesivos, aviso, y el precio es de unos 20 euros por persona,
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