Nunca es mal momento para ir
En Madrid hay infinidad de rincones especiales, pero uno de mis favoritos es el Real Jardín Botánico, un espacio en pleno centro de la capital que ofrece a sus visitantes algo que el Retiro (por muy grande que sea) no nos da: tranquilidad absoluta.
Es un jardín bastante grande, repleto de plantas y flores de todo tipo que van cambiando por temporadas, perfectamente cuidado, lleno de sombras y bancos donde descansar las piernas si nos cansamos de pasear.
Además de conocer la flora, podemos encontrarnos con muchos animales. Los gatos campan por allí a sus anchas, los patos y otras aves disfrutan del pequeño 'lago' y las numerosas fuentes y en primavera las mariposas colorean todos los rincones.