Paseando por la maravillosa Hoi An nos...
Paseando por la maravillosa Hoi An nos sorprendió (mentira cochina) el diluvio monzónico de la tarde (tampoco fue para tanto; hoy estoy dramático). Y mientras conducíamos nuestras bicicletas a mil por hora (casi) bajo la lluvia y sorteando a los vietnamitas y turistas que se contaban por cientos (ahí, mira, no exagero), buscábamos con el rabillo del ojo algún sitio en el que tomar algo y refugiarnos del aguacero. Tenía buena pinta, aparcamos las bicis, y vimos que era una tetería muy bien puesta. Y, oye, qué acierto. Carete para el país, pero interesantísimo. Y en silencio todo (hay que comunicarse con gestos o escribiendo).