Atardecer, pescado y jazz
Tras dos semanas por Marruecos, llegamos a Essaouira. Una ciudad costera muy turística, pero con un puerto que nos dejaría buenos recuerdos.
En poco tiempo encontramos un garaje donde dejar la moto y una habitación en el centro. Así que cámara en mano, comenzamos el paseo.
El atardecer siempre brinda todo de un encanto especial. Los tonos de luz permiten jugar mejor con la cámara. Pero el puerto de Essaouira no necesita mucho para tener encanto. Los pequeños barcos pesqueros son azules, dibujando una estampa impresionante. Seguimos el recorrido acompañados por decenas de gaviotas que se acercaban sin reparo a los puestos de pescado.