Roberto Gonzalez
Restos de un pasado no tan lejano
Como vimos anteriormente, la ciudad de Oamaru, tan grande como Los Ángeles en 1800 ( este dato me impactó), fue durante casi un siglo una próspera urbe que basaba su riqueza casi totalmente en su puerto, lugar de trasiego mercantil para todos los cargueros que partían hacia Gran Bretaña cargados de carne refrigerada, tan abundante en la isla y tan necesaria para alimentar la maquinaria del Imperio Británico.
En ese momento los territorios de la Reina Victoria se extendían por gran parte de la tierra conocida, de la que quedaba poca, ya que fue una época en la que las expediciones científico contaban con la absoluta protección y subvención de la soberana.
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