Un lugar apartado y casi mágico
Transitar por este lugar es como deslizarse en el tobogán “de Alicia en el País de las Maravillas” y descubrir que siempre, y más allá, hay algo nuevo que nos encantará. Recorrer sus estrechas y empinadas callejuelas donde a duras penas pasa un coche o por calles más anchas, iluminadas y señalizadas, símbolo de que el progreso o al menos parte de él, ha pasado por allí. Sus casas pequeñas o grandes, de piedras o coloridas, blancas o sin pintura, de una o doble planta, contrastan con la verde y frondosa arboleda que lo rodea todo como un manto protector es, sin lugar a dudas, otra de las causas por las cuales dar gracias a quienes fueron mis acompañantes y conocedores cicerones en mi paseo español.