Hallstatt

He tenido la dicha de viajar a muchas ciudades de Europa, de las más grandes y factuosas a las más ocultas y encantadoras. Hallstatt no fué un descubrimiento para mí, fui a Salzburgo con la clara intención de buscar este pueblo rodeado de montañas.
Solo dos horas te separan de la ciudad de Mozart, con una pequeña combinación en el camino por tren y brindandote ya enormes fotografias que te dejaran boquiabierto.
Al final del trayecto solo debés cruzar en un bote hacia el pueblito por unos escasos euros y he allí la majestuosidad de esas pequeñas casas de madera que irrumpen en el medio de la nada.

Es un lugar idílico, un pueblecito precioso con su torre de la iglesia en aguja, a orillas de un lago, rodeado de montañas, parece sacado de un cuento de hadas. Etimológicamente el nombre procede de Hall, sal en celta, debido a las abundantes minas de sal que existen en el entorno.
Se puede llegar en tren y luego atravesar el lago en ferry, o bien en coche, como hicimos viajando desde Salzburg que está aproximadamente a una hora. Al llegar tienes que dejar el coche en un aparcamiento en la parte alta y luego bajar al pueblo por una escalerita, para no estropear la tranquilidad de este lugar mágico. El pueblo es pequeño y muy bien aprovechado entre la montaña y el agua, con sus casas de tejados inclinados y balcones adornados con flores. En la plaza central hay una fuente muy bonita y además de la iglesia junto al lago hay otra en la ladera de la montaña, siendo una católica y otra protestante. Pero claro, la vista que aparece en las fotos es la de la orilla opuesta, o bien desde el agua; así que decidimos coger el barquito que da la vuelta al lago, tanto con fines turísticos, como para unir los distintos pueblos.

Simplemente es el paraje más bonito en el que he estado en mi vida. Se puede acceder al pueblo mediante transporte público o en coche.

El paisaje que se va dejando atrás para llegar al pueblo es increíble, prados verdes, montañas escarpadas’ altas y llenas de color así como algún que otro lago de agua cristalina.

Si estas por la zona o estás pasando unos días es Salzburgo es un plan que no puedes perderte porque vale mucho la pena. Justo cuando llegas al pueblo puedes acceder a las minas de sal las cuales son unas de las más reconocidas a nivel mundial por su antigüedad. Se puede subir con un teleférico a un mirador desde el cual se puede observar todo el paisaje y el pueblo desde arriba (muy recomendable).