Lenka Skalosova
Por el camino de vuelta a Tozeur,...
Por el camino de vuelta a Tozeur, paramos un ratito cerca de un pozo del que bebía agua una manada de dromedarios. Después de beber, el único macho que había en la manada, se montó en una hembra y empezó a gemir de placer. Hasta la baba se le caía de la boca. El resto de las hembras, como para protegerlos de los intrusos y proporcionarlos una mínima intimidad, los rodearon en círculo. No pude evitar sacar unas fotos. Qué tierno!
+2