Un hotel muy bien situado
Sin estar en el mismo centro, pero apenas dista 10 minutos caminando de las callejuelas que rodean a la catedral.
Además, es un hotel muy bonito, con un patio interior precioso, del que no pudimos disfrutar pro ser invierno, pero que seguro que en verano es un deleite para los sentidos. La habitación nuestra era abuardillada, muy acogedora. El armario, antiguo, hace que tengas que colgar las prendas de atrás hacia delante, lo cual resulta un poco incómodo con la ropa de dos personas en el armario, pero esto es una minucia.
El desayuno muy bueno y la atención del personal de sobresaliente.