Posada La Quilla
Esta posada la conocía grabando mi primer programa de turismo, se quedó grabada en mi porque su dueña Loly me dijo algo que comenzó a definirme mucho de mi trabajo. Me contó que ella no usaba espejo ni reloj en este lugar para no sentir que los años pasaban, y comencé a comprender muchos aspectos de la felicidad, la verdadera felicidad. Ella se mudó con su esposo hace mucho tiempo a esta casita frente a la playa para descansar sus años maduros, no es difícil encontrar la posada, porque casi todos los sitios de alojamiento de este pueblo están frente al mar.
Volví ahora para pasar un fin de semana con mis hijos y quedé doblemente encantada, la casita sigue llena de palmeras y matas que la familia ha sembrado por todas partes, el comedor abierto e iluminado, con desayunos criollitos y sabrosos. Casi siempre sus huéspedes son buzos, así que tiene unas mangueras en la entrada y barandas especiales para que cuelguen sus cosas cuando llegan del agua.