Llegar a Belice es sorprendente....
Llegar a Belice es sorprendente. Pasamos del Guatemala salvaje, la selva poco domada, unas casitas con techo de paja por aquí por allá, al césped perfectamente cortado como un gigante terreno de golf, casas criollas coloradas, de madera, con un techo sólido, carreteras con asfalto perfecto, y gente que rebasa las bicicletas con un metro de distancia, un verdadero descanso comparado con Guatemala.
Belice sigue en el Commonwealth, la unión de países con Reino Unido, el jefe de estado es la reina de Inglaterra, y le vemos la cara en las monedas del país, que valen exactamente medio dólar americano y son dólares beliceños. La población se concentra en la costa, entonces los primeros 100km hacia la costa son un poco aburridos, salvo la visita de la “capital”, Belmopán, que está a dentro, para evitar que un huracán la destruya, la crearon de la nada, y sigue sin tener mucho.