La Historia esta presente
Todavía con olor a “pinchitos” y euforia etílica por montera que nos ha deparado el Mercado de San Miguel, llegamos a la PLAZA DE LA VILLA.
En su origen «Plazuela de San Salvador» donde se producían las reuniones del concejo de la ciudad, durante el reinado de Alfonso VIII, a comienzos del siglo XIII, mucho antes de que Madrid fuese capital y algo antes de que, Felipe IV (siglo XVII) autorizase construir un edificio para celebrar s reuniones oficiales y así naciera:
LA CASA DE LA VILLA, en donde durante largo rato, es decir: hasta el 2008, se albergó el Ayuntamiento de Madrid. Construida según las trazas del arquitecto, por nosotros ya conocido, Juan Gómez de Mora. Y modificada en 1789, por el ínclito Juan de Villanueva, arquitecto que añadiendo, para permitir a los reyes presenciar el paso de la procesión del «Corpus Christi», la celebre galería de columnas que da a la calle Mayor
Dándonos, cortésmente su espalda, (pues su fachada principal fue dispuesta a la opuesta calle Sacramento), también vemos:
LA CASA DE CISNEROS en donde aún resuena --según dicen-- los lamentos de Antonio Pérez, secretario de Felipe II, allí encarcelado. De estilo plateresco fue construida en 1537 por Benito Jiménez de Cisneros, sobrino del cardenal Cisneros. Lo más destacable del primitivo edificio es la fachada que da a la calle del Sacramento, hasta que en 1909 el arquitecto Luis Bellido y González diseñara la fachada que da a la plaza de la Villa, proyecto por el que consiguió numerosos premios. De esta laureada manera la noble casa dejo de darnos su digna espalda. Obra también de Luis Bellido, y con igual acierto, fue el pasadizo volado que conecta con el Casa de la Villa.