El corazón de la Villa
Cuando en 1520 los duques de Arcos permitieron la repoblación de estos parajes inmediatamente unos doscientos vecinos de la fortificada y montañosa Zahara de la Sierra dejaron sus casas y se instalaron en las estribaciones de la Sierra de Líjar. Aunque tanto los duques como el Concejo de Zahara intentaron impedir la situación la abundancia de agua y la fertilidad de las tierras fueron motivos que hicieron que los vecinos no regresaran.
Instalados de forma longitudinal al lado más sombreado del camino de Algodonales dejaron delante de sus casas, entonces chozas, un amplio espacio vacío por el que poder desplazarse. Había nacido, de manera espontánea, la Plaza Avenida de la Constitución que en realidad ambos nombres posee porque ni es plaza ni es avenida.