A pesar de que no me gustan las playas,...
A pesar de que no me gustan las playas, quizás por esta a la que llevo años conociéndola, sienta debilidad y una profunda atracción al pasear por ella al atardecer.
Recuerdo mi primer contacto con ella cuando gran parte de la misma era un inmenso pedregal no hace tanto tiempo, tan sólo existian pequeñas superficies de arena donde poner tus pies y que no se lastimasen.
Este día dejando a Amparo y a Rodrigo en el apartamento, nos fuimos mi cámara y yo a entablar una conversación muda por su arena fina, tan sólo algún pescador que otro se veía en la orilla con su caña a la espera de su conquista, y al fondo como siempre la figura imponente del castillo del Papa Luna.