Marta Pilar
Como escapada de un cuadro
Llegar a esta increíble playa es como “aterrizar” en los cuadros más maravillosos alguna vez pintados por quien ha sido del Hacedor de todas las cosas. Un pueblito de pescadores con todo lo que el término conlleva implícito, paz, tranquilidad, mar calmo, sin tiempo para la prisa, botes de variados colores, algunos veleros, un par de lanchas con motor fuera de borda, una vela amarilla y blanca esperando el viento que llegará en el atardecer que se acerca entre oscuros nubarrones y las verdes laderas de su ondulada geografía, mientras en una mesa del pequeño restaurante esperan la cerveza bien helada, la caipiriña y las rabas a quienes volviendo del agua darán cuenta de ellas.
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