Marta Fernanz
Un rincón mágico y encantador
Cuando fui a Pobeña hace dos veranos, no imaginé que un pueblo tan recóndito y escondido pudiese parecerme tan maravilloso. Es una zona muy tranquila y está cerca de Bilbao para los que quieran visitarlo también (yo me incluyo, es precioso también).
El pueblo lo conforman unas pocas casitas, tan pocas que no tienen panadería propia; el pan lo suministra un bar de la zona. Tampoco hay súper ni nada de eso, por lo que para hacer la compra (nos alojamos en un apartahotel) tuvimos que acercarnos a Muskiz, un pueblo cercano.
Lo recomiendo de todo corazón. La playa no puede estar más limpia y tranquila, no había esa aglomeración de gente tan agobiante, y la temperatura era ideal.
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