El viajero que se acerca a Biarritz...
El viajero que se acerca a Biarritz quedará inevitablemente impresionado por los majestuosos edificios de carácter palaciego que dan brillo y esplendor a esta pequeña ciudad de la costa vasco-francesa.
Biarritz en sus orígenes no fue sino un pequeño puerto de balleneros vascos que sufrió una paulatina transformación desde que a mediados del siglo XIX el monarca Napoleón III y su esposa, la española Eugenia de Montijo tomaran la determinación de convertir la pequeña villa en su residencia veraniega.
Obviamente siguiendo el ejemplo de la monarquía gala, lo más granado de la aristocracia europea decidió tomar a Biarritz como punto de referencia para su descanso estival. La impronta de aquellos años de lujo y esplendor está presente en cada rincón de esta exquisita ciudad.