Caravaggio, siempre de un lado a otro...
Continúo mi andadura por el Museo cuando en otra de las salas descubro una preciosa santa Catalina.
Me acerco al cuadro. Quizás sea la más perfecta representación que de la santa se han hecho o al menos yo he visto. Es “Santa Catalina de Alejandría” pintada hacia 1597 por Caravaggio.
Uno de los más importantes pintores de todos los tiempos, Caravaggio, nace en Bérgamo en 1571 con el nombre de Michel Angelo Merisi. El sobrenombre le viene del lugar de procedencia de su familia. Recibe sus primeros estudios en Milán y ya con encargos de la Iglesia se traslada a Roma. Casi toda su pintura es religiosa pero escandaliza a sus clientes tanto por el realismo de sus figuras, como por los modelos que toma de gente de baja condición. Tal es así, que en “La muerte de la Virgen”, cuadro que actualmente está en el Louvre, recoge como modelo a una mujer desconocida que había aparecido ahogada en el Tiber, con su cuerpo pálido, hinchado. Lógicamente causó gran indignación y escándalo entre los entendidos de la época. Acabó mal: su difícil carácter y una vida plagada de irregularidades terminan con un asesinato que le obliga a pedir asilo al príncipe Colonna. Luego aparece en Nápoles, más tarde en Malta, después en Siracusa, Mesina, Palermo. Siempre corriendo, de un lado para otro por causas pendientes con la justicia. Viajero incansable, aunque no por motivos turísticos, muere desterrado en Porto Ércole en 1610
En este cuadro toma como modelo una joven y bella chica de la calle, con un traje típico de su época y con los atributos de la santa: la rueda con los cuchillos que la martirizaron y la palma. Arrodillada sobre un cojín rojo y con una espada entre sus manos juega con el fondo y el vestido oscuros haciendo que resalte su rostro y su busto; es la técnica del “claroscuro”. Al método pictórico de Caravaggio se le conoció en España como “tenebrismo” No me extraña, después de todo lo que he contado.
