La cara que se me debió de quedar al ...
La cara que se me debió de quedar al ver lo que llaman tapa en este bar. Cuando entramos y pedimos lo de beber (que por cierto, pedí un kalimotxo y me sirvieron un tinto de verano sin decírmelo, pero no pasa nada porque estaba muy bueno) nos ofrecieron una tapita que dejamos a la elección de la cocinera (una señora mayor, que acompañada por el camarero parecen los dueños que llevan ahí toda la vida). Nos puso unas croquetas muy ricas y me parecieron suficientes. Lo sorprendente fue lo que pasó después. Una pareja pidió un par de coca-colas y la tapa fue UNA HAMBURGUESA. No una burguer pequeñita, si o una hamburguesa con lechuga y tomate de las que te cobrarían 6 euros en cualquier sitio.