De derrumbe en derrumbe
Cuando llegamos a Belalcázar paramos en un bar para conversar con los vecinos y conocer algo de la idiosincracia local. Nos comentaron que los turistas en esta villa siempre preguntan por la plaza central y por el castillo. Así que, siguiendo sus indicaciones, nos dirigimos al centro del pueblo.
Al llegar nos encontramos directamente con la parte trasera de la parroquia local, donde aparcamos tranquilamente. Observamos que allí no estaba el característico ábside poligonal de este tipo de templos. Dimos la vuelta al edificio a pie notando que la plaza del pueblo tiene cierta pendiente.
Ese simple detalle se encuentra en el origen de casi todos los problemas que ha tenido eta iglesia a lo largo de la historia. Porque ha sido construida en la ladera pero lateralmente.