sala2500
Ya terminaba mi paseo por Crevillente...
Ya terminaba mi paseo por Crevillente cuando, al hacer una de las últimas fotos, una señora entusiasmada por ver un turista haciendo fotos, me preguntó si había entrado a la iglesia. Le dije que no; acto seguido empezó a buscar a Pepe, un señor mayor que tenía las llaves de la iglesia y que junto a otra señora se encargaban del cuidado de la misma. Muy amablemente me abrió las puertas, me encendió las luces y me invitó a hacer toda clase de fotos al tiempo que me explicaba los secretos de algunos de los muchos, altares, carrozas y cuadros que en la iglesia se encontraban. Acostumbrado a la austeridad
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